jueves, 20 de agosto de 2015

Capítulo 25: No, Lu. Fue suficiente


  • ¿Qué me vaya dices
  • Sí ¿No me he expresado bien?
  • No me voy a ir, no hasta saber que está del todo bien. 
  • Y ¿Qué le dirás cuando despierte?  Hola Lu, estoy aquí pero ya me voy ¿De qué sirve?
  • Eso a ti no te incumbe, muchacho. Más bien… ¿Por qué no te vas tú?
  • ¿Yo por qué?
  • Mira, dentro de poco sale mi vuelo de regreso y al menos quiero estar unas horas a solas con ella. Luego de que regrese, no sabrás más de mí. 
  • Te diría que entiendo pero no quiero entender. 
  • Tú gozas de su compañía cada vez que quieres, a diferencia mía por estar lejos ¿Te has puesto en mis zapatos? 
  • Mauricio se quedó mirándolo a los ojos por largo rato, obviamente no estaba demasiado contento de la idea de que se quedaran solos, aun así, soltando al último un suspiro mezclado de resignación y molestia, tomó sus cosas y se marchó-
  • Mi pequeña princesa ¿Estás bien? No estoy seguro de haber llegado en un buen momento,  o quizás llegué en el momento preciso ¿Eres feliz? ¿Él te hace feliz? –comenzó a cuestionar sin respuesta alguna, sus manos sólo acariciaban el rostro de la menor mientras su cuerpo se acomodaba a su lado- Sigues tan hermosa como siempre, te extraño tanto, me haces mucha falta. ¿Tú también me echas de menos? ¿Me amas aun amor?-sus labios se acercaron a los de ella y  se posaron por unos segundos en ellos
  • Edu?
  • Princesa! Demonios ¡estás bien!-Con fuerza abrazó el cuerpo ajeno-
  • ¿De verdad eres tú? –Ambas manos arrullaron el cuerpo contrario contra el suyo-
  • De verdad soy yo, feliz ya no cumpleaños, mi niña.
  • Edu…
  • ¿Si?
  • ¿Te irás? Dime que estarás aquí, aquí conmigo, dime que regresaste y no piensas volver. 
  • Princesa tú sabes que esto no es sencillo
  • No digas más entonces. 
  • ¿Estás molesta?
  • ¿Podría estarlo con el hombre que aun amo?
  • Yo también te amo, amor. Sé que llegué tarde pero fue la aerolínea, juro que planeaba estar a tiempo. 
  • ¿Mauricio?
  • Se fue a casa, le pedí que nos dejara a solas, quería estar un rato contigo. 
  • ¿Y aceptó?
  • No muy feliz, pero sí. ¿Él te interesa? 
  • Es lindo –dijo con una sonrisa curiosa en los labios, miraba atentamente las facciones del adverso. –
  • Aaaah, ya veo. No parece mal sujeto. –Comentó secamente-
  • ¿Alguien está celoso? 
  • ¿De él? Pfff –rió sarcásticamente- sí
  • Jajajajajaja eres un tonto.
  • Tal vez. 
  • ¡Amor! –Exclamó la menor con ímpetu al ver su cambio de actitud-
  • ¿Princesa?

Te amo –Repuso ella acercando su cuerpo al del mayor, sus labios buscaron los impropios y el ajeno no tardó demasiado en corresponder al gesto,  una de las manos del muchacho se fue directo a su mejilla para poder acariciarla mientras que sus bocas se hallaban entretenidas en un compás en el que ambos estaban sumidos- uhm… - Un pequeño pero perceptible gemido salía de la boca de la muchacha, gemido que sólo fue el detonante para despertar pasiones que yacían escondidas, una de las manos del ajeno  descendió por la camiseta de la adversa y se introdujo por debajo de ésta, lentamente fue ascendiendo desde sus caderas hasta su cintura y terminaba finalmente en uno de sus senos, sus amplias manos sujetaron aquella zona y la masajeaban con vehemencia, para ése instante podía apostar que ya no era sólo él quien sentía las instintivas ganas de hacer el amor- Edu… -Susurró Lu apartándose de aquellos labios para poder coger un poco de aire, habiéndose recuperado regresó  a besar de nuevo las carnosos labios ajenos,  sus manos se paseaban por el contorno del cuerpo del mayor y metiendo una de sus manos entre sus cuerpos empezó a desatar los botones de su camisa, camisa que con un poco de ayuda salió volando para quién sabe qué lado de la habitación, ahora el turno de la menor, Eduardo se encargó de quitarle aquella prenda superior que llevaba puesta, y quedando a su vista apenas el sujetador, no se resistió a la idea de verla desnuda por completo, comenzando así a deshacerse de todo lo que llevaba puesto, la ajena por supuesto no se quedó atrás, siempre había creído en la igualdad de condiciones así que como sus prendas fueron despojadas de su cuerpo, se encargó de que Eduardo también quedara completamente desnudo para ella.- Qué bueno que estás –Dijo bromeando- Tú no quedas atrás –Repuso el chico mirándola coquetamente- Mío! –Añadió posesivamente y se lanzó encima del contrario, quedando éste  debajo de su cuerpo. El primer punto que atacó fue sus labios, mordiendo de vez en cuando el inferior impropio y luego resbalando por su cuello  es que buscaba seducirlo. Con suaves succiones en el cuello empezó a marcar al que consideraba su hombre, haciendo una succión un poco más fuerte que las anteriores logró que una pequeña marca quedara impregnada en el cuello de éste, el contrario se hizo escuchar al soltar una pequeña risa - ¿Marcando territorio princesa? –Cuestionó mientras sus manos se encargaban de acariciar torso, cintura y glúteos- uhúm. –Respondió sin querer decir más, sus labios siguieron su camino por la línea recta dibujada en el abdomen del chico hasta llegar a su miembro, una de sus manos tomó con firmeza aquella extensión y empezó a masturbarla, para su satisfacción un quejido ronco se escuchó por parte de su compañero- ¿Te gusta? –Consultó un antes de que su lengua se paseara por el glande y luego fuera su boca quien se encargara de engullir de a pocos aquél buen dotado miembro, sentía como la respiración del mayor se agitaba, al igual que la mano de éste acariciando sus cabellos y ejerciendo un poco más de presión para que abundara más abajo, succionaba y jugueteaba con aquél miembro hasta que Eduardo nada cortésmente la detuvo- Maldición, Lu, no puedo más. –En ése instante apelando a sus instintos se reincorporó de la cama sentándose y con sus brazos la atrajo a su persona abrazándola fuertemente , haciendo que de alguna u otra manera quedara sentada entre sus piernas. Con una de sus manos tomó su miembro y fue encajándolo despacio en el sexo de la menor, estaba demasiado estrecha, cosa que hizo que sonriera internamente, ello significaba que ningún otro había gozado del placer de hacerla suya, aquella mujer era y sería sólo suya, pensaba internamente- Aaaah, Edu… Duele. –Se quejó al sentir que estaba entrando demasiado rápido, en ése instante regresó de sus divagaciones y dejó que ella tomara el control- Relájate  mi amor, entra suave, a tu ritmo. –Aconsejó mientras tomó de sus labios hundiéndose de nuevo en un beso lujurioso, sus lenguas jugaban la una con la otra y sus cuerpos unidos en uno solo comenzaban a sudar, las manos de ambos traveseaban en el cuerpo del otro y sin pensarlo demasiado poco a poco la chica fue moviéndose de arriba para abajo a lo largo de la extensión contraria, el ritmo de las penetraciones fue aumentando gradualmente al igual que el sonido que hacían sus cuerpos al chocar una y otra vez, aunque no era sólo el sonido que hacían sus cuerpos los que se escuchaban en la habitación, los jadeos, gemidos, pequeños gritos de satisfacción hacían eco en las paredes- Ah! –Gimió fuertemente al ser recostada y sentir que el pene del mayor se había adentrado profundamente en ella- Ahí… -Eduardo echo fuego tomó una de las piernas ajenas y la subió hasta su hombro, su pene salía y entraba del cuerpo adverso consecutivamente a un ritmo desenfrenado, su pene estaba completamente erecto y engrosado, las primeras gotas de semen comenzaron a salir del mismo , signo claro de que el orgasmo no tardaría en hacer presencia.- A-ah! –jadeó roncamente cuando todo el semen salió disparado a chorros dentro de aquella, su cuerpo se recostó a un lado para evitar que cayera bruscamente sobre el cuerpo de ella y segundos después la tomó entre sus brazos y la sujetó fuertemente- Te amo Lu.
- Te amo Eduardo.
-No supieron en qué momento ambos se quedaron dormidos, sus cuerpos yacían entrelazados mediante un abrazo hasta que el sonido de una puerta cerrándose hizo que ambos abrieran los ojos de repente-  Mi mamá –Fue lo primero que dijo la menor- Rayos –Fue lo segundo vociferado a causa de Eduardo-
- Creo que ya pasó el suficiente tiempo junto conti… -Mauricio irrumpía la escena con una sonrisa que poco a poco fue borrándosele del rostro-
-Mau
-Dicen que en cuestiones de dos, terceros salen sobrando. Yo… Regresaré por donde vine.
-Mau, espera.
-No, Lu. Fue suficiente–Sin más cerró la puerta tras él y lo último que se escuchó fue la puerta principal cerrándose y el sonido de un potente motor yéndose a toda velocidad.-
-Mierda –Suspiró
-¿Estás bien, amor?
-No
-Entiendo que al muchacho le gustes pero no es como si hubieras correspondido al sentimiento, ¿O si?
-Él sabía que te amo pero…
-Pero…
-No te enojes conmigo.
-No lo haré ¿Qué es lo que pasa princesa?
-Pues le dije que me gustaba y nos besamos. Yo… Yo le di esperanzas y pensará que sólo andaba jugando con él, él ha sido muy bueno conmigo, ha estado en los momentos más difíciles aún sin conocerme del todo, no merece esto.
-¿Te arrepientes de lo que hicimos anoche?
-No, por supuesto que no. No me malinterpretes. –Dijo abrazándolo fuertemente- Es solo que… Siento que tengo una gran deuda para con él, él ha tenido detalles mega bonitos conmigo y yo lo único que hago es lastimarlo una y otra vez.
-Mi niña, el amor es así, el amor no es perfecto, el hecho de que alguien esté “ilusionado” o “enamorado” de alguien no asegura que de quien lo esté, también corresponda al sentimiento.  Tú sabes de eso.
-Pero no estoy siendo justa con él.
-Entonces ofrécele una disculpa.
-¿Y si no quiere verme?
-Al menos lo intentaste
- ¿Y si él fueras tú?
-Probablemente desearía estar solo un tiempo.
- No sé qué haré sin él
-¿Qué es lo que verdaderamente sientes, Lu? - Consultó Eduardo mirándola directamente a los ojos-
-La menor tomó el rostro del ajeno entre sus manos y cerró los ojos para acercarse a sus labios y dejar un corto beso sobre ellos- ¿Qué te dice eso?
-Que sientes algo por mí, pero eso no me asegura que también sientas algo por él.
-Lo que siento por Mauricio es algo bonito, pero no se compara con todo lo que siento por ti. –Finalizó deshaciendo el abrazo-
-Tengo miedo a perderte –Dijo Eduardo sujetándola entre sus brazos-
-¿Crees que yo no? ¿Cómo quedaremos ahora, eh? ¿Cuánto nos va durar? ¿Me llamarás estas últimas noches y volveremos al inicio luego? Aquél donde apenas las conversaciones eran de un minuto.
-No puedo prometer demasiado si soy consciente de que no cumpliré, pero de algo si estoy seguro y es que tú eres la mujer de mi vida. No puedo ver a alguien más que no seas tú y sí, sé que he fallado, sé que he tomado decisiones por ambos, y sé que no soy perfecto pero princesa… ¿Qué harías en mi lugar?
-La menor respiró hondo y sin pensarlo dijo-Te llevaría conmigo.