sábado, 20 de septiembre de 2014

Capítulo 10: Por favor, espera por mí

-Habían pasado semanas enteras desde que Sandra había terminado con Keylee, al parecer cada día se encontraba mejor y con buen ánimo, no le gustaba ver a su amiga triste, por eso siempre procuraba estar al pendiente, hacer cosas como salir a pasear, ir de compras, al cine, a fiestas y una serie de cosas más para mantener la mente ocupada. Por otro lado, las cosas con Eduardo iban tan bien como siempre, se llamaban de 1 a 2 veces al día cuando no podían verse y los eternos mensajes tampoco se hacían esperar. Todo estaba en orden ahora, pensaba. Las cosas difíciles habían pasado y si no fuera por algunos venditos cursos que querían jugarle sucio… Pues todo seguía un curso favorable.  Tras haber salido de clases, se dirigió a su casa para almorzar, tenía mucha hambre a esas horas de la tarde y no había cosa que deseara más, que estar pronto en su hogar para ver lo que su mamá hubiere preparado, con rapidez tomó su vehículo y condujo hasta su destino, el tráfico no era bueno pero tampoco malo, al llegar vio el rostro de su mamá algo afligido, no sabía lo que estaba pasando y verla así… La hacía poner un poco tensa-
+ Mamá ¿Qué es lo que ocurre?
+ Eduardo llamó, las cosas no están bien.
+ ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Qué tiene Eduardo? ¿Dónde está?
+ El está bien, hija~ el que se encuentra mal es su padre.
+ ¿Su padre? –Reflexionó por unos segundos, no conocía al padre de su novio por más de que ya llevaran saliendo buen tiempo, ni siquiera conocía su nombre –
+ Sí, su padre. Eduardo llamó a la casa porque no le coges el teléfono~
+ ¿Mi celular? Pero si mi celular está prendi… Ah!  Olvidé cargarlo, rayos.
+ Dijo que quiere hablar contigo de un asunto, no sé de qué.  ¿Por qué no me habías dicho que estaban saliendo juntos? Porque no me vas a decir que llamó hasta la casa sólo porque son muy buenos amigos y quería mantenerte informada ¿O si?  Y menos que pidió verte porque necesita un hombro en el cual apoyarse~ Recuerda que no nací ayer.
+ Bueno… Yo… Digamos que… lo olvidé. Uhm... en realidad no pero… No es una cosa que sueltes así tan abiertamente  y menos sabiendo que le conoces. Nunca me dijiste cómo es que sabes de él y de su familia.
+Creo que habrá tiempo para discutir ese tema, dijo que iba estar aquí como a las 5, te queda media hora por si es que quieres alistarte.
+ De acuerdo, vale, conversaremos luego~ Iré a darme una ducha, me cambio rápidamente, conociendo lo puntual que es, no quiero hacerle esperar.
-Tal y como anteriormente lo había anunciado fue hasta su cuarto y escogió la ropa que se pondría, la puso en orden como habituaba, tomó una corta ducha con la intención de sólo refrescarse, su mente divagaba por muchos lados, tenía una sensación rara en el pecho que no la dejaba estar tranquila, y el hecho de que el ajeno quisiera verla cuando  habían  problemas dentro de su familia… No le transmitía exactamente buenos pensamientos. Sólo esperaba con todas las fuerzas de su corazón, que no fuera una mala noticia y que aquel problema que tenía su papá se solucionara lo más antes posible~ Cogió su toalla y se la enredó en el busto, salió de la ducha y empezó a coger sus prendas una a una mientras se las colocaba. Vestía con un jean, un blusa y unas tenis, algo cómodo y no tan exuberante. A la hora anunciada, Eduardo se encontraba tocando el timbre de su hogar, apenas escuchó, tomó su cartera y salió a recibirlo pero su mamá ya se le había adelantado, estaba algo nerviosa por cómo sería su trato con el que ahora sabía perfectamente que era su novio, se la imaginaba un tanto más seria, haciendo preguntas sobre sus intensiones o que es lo que realmente deseaba y pensaba hacer con su persona; muy por el contrario, su mamá lo recibió como le era habitual, incluso mucho más amble que de costumbre  - ¿Y esta? –Pensó para sí, saliendo hasta la sala de estar donde le hizo sentar-
+ ¡Lu!
+ Eduardo
+ ¿Cómo estás princesa?
+ Uhm… etto… Bien. ¿Cómo estás tú?
+ No tan bien, quiero platicar de algo contigo. ¿Te molesta si nos vamos a dar una vuelta?
+ No no, para nada, espera le aviso a mamá~ Creo que se estaba poniendo hacer bocaditos.
+ Tu mamá siempre tan linda.
+ Sí, bueno… Se esfuerza. –Al segundo fue hasta la cocina para anunciarle a su mamá que se irían, que no se preocupara y que regresaría pronto.  Su madre aceptó tranquilamente y la despidió con un beso en la mejilla, le hizo saber que le tocaba trabajo diurno así que regresaría a casa muy temprano por la mañana. –
+ Mi amor, ¿Nos vamos ya?
+ Sí princesa, andando~
-el mayor tomó la mano de la contraria un antes de salir de aquella casa, cordialmente abrió la puerta y la hizo pasar primero, siendo el último en salir, cerró la puerta. De igual manera hizo con la puerta del coche, las atenciones del adverso siempre eran muy caballerescas, sus modales eran impecables y desde su punto de vista… Con sencillez podría decir que era el hombre perfecto.-
+ Mi amor ¿De qué se trata aquello de lo que quieres platicar?
+ Te cuento luego, esperemos llegar al lugar que tengo preparado para nosotros dos.
+ ¿Has preparado un lugar para nosotros?  Mi cielo… ¿Por qué eres tan lindo?
+ No es nada, mi niña, son sólo detalles. Más bien, cuéntame, ¿Cómo has estado tú?
+ Veamos, nada fuera de lo usual~ Sandra ya se encuentra mejor. ¿Te acuerdas que te comente que había terminado con su enamorada? Creo que cada día se recupera, está empezando a sonreír de nuevo.
+ Me alegra saber eso, no puede deprimirse por una persona que no la valore~ Siempre pensé que tu relación con ella es algo extraña ¿Sabes?
+ ¿Extraña? ¿A qué te refieres?
+ Pues…  A ella le gustan las mujeres, tú eres una, y una muy linda.
+ Hahahahahaha, ay amor, pero que cosas dices. No no, nada que ver, Sandra y yo somos muy buenas amigas pero de ahí no pasa, ella sabe muy bien que a mí me gustan los chicos y aparte soy su mejor amiga, no se fijaría en mí, no sea bobo. Además, la única persona que me importa, eres tú~
+  Y tú me importas a mí, mi pequeña.  Entonces olvida lo que dije ¿De acuerdo?
+ ¡Hecho! ¿A dónde estamos yendo amor?
+ A un lugar bastante bonito, ¿Alguna vez has paseado en bote?
+  Sí, pero no hice un muy buen trabajo.  Recuerdo que andaba en la escuela y justo era primavera, y como cada primera nos fuimos de paseo, al lugar que fuimos, había un lago y la mayoría de personas se metió allí para zambullirse, pero yo quería pasear en bote, tenían unos botes mega bonitos. Así pues, con una amiga más decidimos alquilar uno, apenas nos subimos comenzamos a remar, pero éramos un fracaso, mi amor~ Lo único que hacíamos es dar vueltas y vueltas y vueltas en círculos.
+ -el mayor sin hacerse esperar, soltó una carcajada~ De seguro se había imaginado la escena, era algo cómica si quería ser sincera-
+ ¡Oye! No te rías.
+ Lo siento, es que me pareció muy divertido.
+ Vale, sí, quizás sea un poco gracioso.
+ Hoy día daremos un paseo diferente.
+ ¿Diferente? ¿Cómo?
+ No daremos vueltas en círculos.
+Yaaaaah deja de burlarte. Mejor adelánteme algo de lo que querías decirme ¿Qué no?
+ Bueno, es que es un asunto algo complicado y creo que sería mejor que lo tomáramos con calma.
+No me asustes.
+ Mis intenciones no son esas, ya falta poco, no tardaremos demasiado.
-Los minutos siguientes se llenaron de un silencio algo incómodo, Lu no sabía que pensar y Eduardo no sabía que más decir. Tal y como el mayor lo había comentado con anterioridad, en minutos consiguieron llegar a su destino.  El contrario estacionó el coche y se bajó del mismo, corrió hasta la puerta contraria abriendo la misma- Princesa, no estés seria.  Divirtámonos ¿Si? –Comentaba con tono tranquilo mientras la tomaba con delicadeza de la nuca y la acercaba hasta sus labios para plantar un beso.- Mi niña… Yo te amo.
+Yo también te amo, mi amor~ Sólo que me pone un poco nerviosa el hecho de que no quieras decirme lo que pasa, lo que quieres hablar conmigo.
+ Ya lo sabrás,. Anda, vamos a pasear y te cuento mientras tanto ¿Si?
+ Bueno, creo que suena justo.
-Dando un pequeño brinco salió del coche y cerró la puerta~ Tomó la mano del ajeno y caminaron a través del puente de madera hasta llegar al final del mismo, allí los esperaba un señor, aquel que les alquilaría la embarcación, cedió las llaves y les señaló el bote que en esa ocasión usarían. Eduardo subió primero y ayudó a la menor a subir, encendió el motor y condujo por un buen rato hasta la lejanía del lago, una vez que estuvieron bastante apartados de todo y de todos, comenzó a hablar.-
+Hay cosas que se me han tornado complicadas últimamente.
+ ¿A qué tipo de cosas haces referencia?
+ Básicamente al tema de mi padre, junto con él tenemos a cargo la compañía en la cual me desenvuelvo, constantemente tiene que viajar a New York para ver que todo está bien y de que las personas que entran a trabajar en la misma sean de confianza~ Hasta ahora yo me he limitado al movimiento interno y mi padre cada día se encuentra más cansado, es por eso que ha llegado un punto límite donde su persona ha solicitado de mi ayuda para que asuma el cargo que durante tanto tiempo ha llevado sobre sus hombros.
+ Comprendo, mi amor. Pero… ¿eso que tiene que ver con nosotros?
+ Más de lo que piensas, mi niña. Sucede que no conozco a los ejecutivos que trabajan en conjunto con nosotros, ni siquiera a los colaboradores que tenemos allá, aquella empresa en New York siempre fue un punto aparte para mí pero ahora tengo que hacerme cargo de ella, eso implica tener que viajar para conocer cada uno de los movimientos de la empresa en los últimos años, la cantidad de personal, los accionista y todo el conglomerado de personas que hace posible el éxito de nuestra compañía allá. Bueno, como entenderás eso implica tiempo y me veré en la responsabilidad de salir del país por un tiempo.
+ ¡Vaya!  Es compresible que tu padre quiera tomar un respiro y quien mejor que tú para ser su sucesor, por otro lado considero que será bueno que viajes, así mismo las puertas podrán abrirse hacia ti y crecerás profesionalmente~ Amor, yo estoy muy orgullosa de ti y de lo responsable, maduro y buen hombre que eres.  Yo no soy quien para retenerte o decir “no lo hagas”, quiero que avances, no sería una buena novia si detuviera tu progreso.  ¿Por cuánto tiempo te irás? ¿Una semana? ¿Quizás dos?
+-el mayor dio un pequeño suspiro antes de continuar- Tú eres la chica más dulce con la que me he podido topar y me hace muy feliz que estés a mi lado, gracias por entenderme princesa, no sabes lo aliviado que me hace sentir aquello. La verdad sería estupendo que sólo fuera eso, pero me tengo que ir por un año entero, quizás dos.
+ ¿Un año? ¿Quizás dos? Pero… Pero eso es mucho tiempo
+Lo sé, y créeme que a mí también me afecta pero es que no hay nada que pueda yo hacer para controlarlo, según tengo entendido, ahora último que mi papá ha estado delicado de salud y no ha podido ir a controlar los movimientos financieros… Ha habido una gran descompensación y no tengo idea de qué tan grave es el asunto. Mi niña, sólo te quiero pedir un favor,  un favor que no se si sea justo para ti pero… ¡espérame! Por lo que más quieras espera por mí, yo entregaré lo mejor de mi persona para que las cosas se agilicen y pueda volver cuanto antes. Me imagino que un año es mucho y pueden pasar muchas cosas en tu vida pero no me olvides, yo te prometo regresar cuando todo ande como debe andar, entonces seremos felices y seguiremos saliendo, luego nos casaremos y tendremos bebes y formaremos una familia o no se, lo que tú quieras.
+-Una que otra lágrima traicionera rodó por la mejilla ajena, no es que estuviera triste o decepcionada, muy por el contrario, estaba feliz de tener un chico así con ella, que pensara en un futuro juntos y que sin titubeo en el hablar le dijera que pensaba regresar para volver a ser uno siendo dos, de  un momento a otro, la menor se lanzó a los brazos contrarios, sujetándolo firmemente en medio de los mismos, su rostro se ocultó en el cuello del adverso, empañando un poco el cuello de la camisa que llevaba puesta –Te voy a esperar, lo prometo~ Te amo Eduardo y sólo tú puedes ser el chico ideal para mí. Desde la primera vez ¿Recuerdas? Fui tuya desde la primera vez.
+Lo recuerdo a la perfección, jamás voy a olvidar aquel día.  Fue el inicio de nuestra historia juntos ¿Verdad? Mañana sale mi vuelo, te llamaré, todos los días lo haré.
+ ¿Me lo prometes?
+ Te lo juro, princesita.
+ Amor, ya que esta va ser la última noche que te vea en tiempo… ¿Puedes regalarme muchos besos?
+ Todos los que desees, amor.
+ Y si esta va ser la última noche ¿Puedo dormir contigo?
+ Claro que sí, pero primero tienes que llamar a tu mamá para que no se preocupe.
+ Y si esta va ser la última noche ¿Podríamos hacer el amor?
+ Mi niña, esta noche voy amarte como ninguna otra.
+ No me abandones por un gringa ¡ eh!
+ Jajajaja, no lo haré, sólo existes tú para mí. Tú no me dejes por otro Perucho sensual ¿vale?(?)
+ Jajajaja, nadie más sensual que tú, mi amor.  Te voy a esperar~
+ Bueno, así quedamos entonces. Vamos de regreso a casa ~ Luego se nos va hacer demasiado tarde.
+ estoy de acuerdo, ¿Te ayudo con eso de los remos?
+ Si quieres dar vueltas en círculos…
+ Yaaah, te dije que no te burlaras. Te voy a tirar al agua, ya verás.
-Al salir de aquella embarcación, Eduardo tomó el camino de regreso a su departamento, Lu por su parte se había encargado de llamar a su madre y anunciarle que no llegaría esa noche, que le explicaría a la mañana siguiente. Su mamá con algo de incomodidad en el tono de voz, accedió con la condición de que se cuidara y que la quería en casa antes de que su persona anduviera de regreso. El resto del camino, el contrario y la menor se la pasaron riendo, quizás para olvidar un tanto el hecho de que a la mañana siguiente las cosas cambiarían. Tras varios minutos de conducir, habían llegado a su destino, subieron hasta su piso e ingresaron
  
+Mh... Sígueme. – Dijo la menor con una sonrisa coqueta apartándose de él para darle la espalda,  muy lentamente se quitó la blusa que vestía, dejándola caer al suelo, y quedando en brasier, el mayor por su parte se dejó guiar a la habitación, deteniéndose en cuanto lo hizo la menor, en sus labios apareció una sonrisa de medio lado, un tanto divertida, se cruzó de brazos apoyándose en el marco de la puerta mientras  ella caminaba; al ver caer esa blusa al suelo, se sorprendió, más admiró la perfecta línea ajena.- Entonces ¿Qué tengo que hacer? como que no miro? –comentó a manera de juego, sabiendo que no lo haría aunque se lo pidiera. La muchacha encogió solo uno de sus hombros y rió suave- Eres un hombre grande, sabes lo que haces. -Susurró nuevamente, y se desabotonó el pantalón del jean para bajárselo y quedar únicamente en ropa interior. Siguió su camino a la habitación y se inclinó sobre la cama, gat por ésta hasta sentarse contra la cabecera, viéndolo fijamente. Por su parte el más alto no dejo de mirar cada uno de los nuevos movimientos de la chica, vio como su pantalón resbalaba lento por sus piernas, dio sólo un paso hacia la cama cuando le vio inclinarse y gatear , fue justo aquella acción lo que hizo despertar en él todos sus sentidos. Su vista se levantó de inmediato para encontrarse con la contraria, sonrió de lado y se acercó hasta ella hasta tomar su rostro del mentón, dejando un beso en sus labios.- ¿Por qué me provocas de esta manera?-Cuestionó de inmediato su persona- ¿Por qué? ¿No es obvio que te deseo? -Susurró contra sus labios, y pasó suavemente los brazos a su cuello, abrazándole con firmeza- ¿He logrado hacer que me desees también? ¿O debo jugar un poco más? -Sonrió sin dejar de verle-  ¿Desearte? -Sonrió algo irónico.- Es de más decir que te deseo cada vez que te veo, que te abrazo. Eres hermosa Lu~ -Se relamió los labios cerca a los ajenos y ladeo su rostro para encajarlo en la curvatura de su cuello, en donde empezó a dejar suaves besos. La pequeña sonrió por sus acciones y con solo escucharle logró estremecerse, lo apretó suave entre sus brazos para pegarle más a su cuerpo, sintiendo aquellos besos que dejaba en su cuello, imitando su actuar, besó el suyo con suavidad un par de veces también- Tienes... Mucha ropa -Susurró de forma suave y baja, acariciando su pecho lentamente- ¿Mh? -Cuestionó sin apartar sus labios de su delgado cuello, retiró sus manos de su cintura sólo para desabotonar su camisa, dejándola abierta para que la menor la retirará. Sacó apenas la punta de su lengua para pasearla desde la base de su cuello hasta su lóbulo derecho, dejo un beso en este, humedeció sus labios y regreso con los besos en cada parte del mismo. La adversa sonrió al verle desprenderse de aquella camisa, por lo que de inmediato la retiró con suavidad, dejándolo con el torso al descubierto. Sus traviesas y hábiles manos recorrieron de inmediato su abdomen, disfrutando de la suavidad que éste mismo poseía más allá de tratarse de la piel de un hombre. Sintió su lengua y aquellos besos por su cuello y su lóbulo, haciendo que jadeara suave, y emitiera un gemidito muy bajo, cerca del oído del mayor. Con delicadeza, el muchacho llevó una de sus manos a sus cabellos, los acarició sin dejar por un momento las atenciones en su cuello, de esa manera podía interiorizar aquel aroma tan embriagador que emanaba la chica a la que solía llamar “Su princesa”. A causa de aquel sutil gemido, ahora sus labios ya no sólo rozaban su cuello con esa especie de castidad, sino que se aventuraron a descender más, besando y succionando su piel con algo de desesperación. Los gemidos suaves de ella comenzaron a escapar con más continuidad por sentir aquellas atenciones en su cuello. Le jaló muy suavemente para poder recostarse, y que éste quedara sobre su persona- Quítate el pantalón, Edu. -Susurró bajo, y se quitó el brasier con agilidad, viéndole fijamente-

De acuerdo, mi amor.-Separó su rostro de sus hombros, en donde sus labios se encargaban de dejar húmedos besos, le miró, dejo un delicado beso en sus labios y levanto su cuerpo, quedando arrodillado en la cama, desabrochó su pantalón, se lo quitó y lo dejó a un costado; ejecutó cada una de esas acciones mientras sus ojos recorrían cada parte del cuerpo contrario, a su vez, abría las piernas de ésta con suma delicadeza, acariciando sus muslos, situándose en medio para luego inclinarse y beber de sus senos y sus pezones erectos. Sus dientes jugaban amorosamente con ellos, estimulándolos de esta manera.-

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