-¿A mí? No
fui yo quien decidió terminar esta relación. ¿Qué te dije de las llamadas? No
quiero saber de ti nunca más, ya has hecho suficiente ¿No crees?
-Que no te
volviera a buscar, no creas que soy
idiota. Aunque sí, creo que soy el idiota más grande del mundo al
intentar solucionar las cosas y no darme cuenta de lo fácil que era para ti
encontrar alguien más.
-¿De qué
coño me estás hablando! No hay nadie en mi vida, Eduardo. Aunque eso no será para siempre, cuando te
fuiste me dejaste en las mismas posibilidades que tú, el derecho de volver a
elegir.
-No hay
nadie, no hay nadie… -Bufó- ¿Quién es Mauricio entonces? ¿Tu primo? ¿Tu vecino?
¿Tu amiguito?
-
¿Mauricio? –Su mirada viajó directamente hacia el muchacho, él sólo agachó la
cabeza y se encogió de hombros- Mauricio es… un conocido mío ¿Qué me crees?
¿Una puta? ¿Una perra que va a ir en busca de cualquier tipo que se me cruce?
¡Ah! ¿En verdad me crees capaz de eso? Si es así, no hay más de que hablar,
piensa lo que quieras, que me acosté con 1, con 2, con 3, con 4, que hice orgía
si quieres, me vale una mierda. Adiós,
mi amor. –Estaba de cólera ¿es que si quiera tenía el derecho de reclamarle
algo? Aquellas dos últimas palabras habían sido soltadas con ironía, apagó el
celular por si es que decidía volver a llamar, no quería enfrentarse con
aquello, no ahora. Sacudió vanos pensamientos de su cabeza y luego recordó
¿Cómo es que Eduardo Sabía de la existencia de Mauricio? Volvió a buscarlo con
la mirada pero éste yacía a punto de escabullirse hacia la puerta y salir
corriendo- ¡MAURICIO!-Exclamó en orden de que se detuviera- ¿Tienes algo que
comentar?
-Cual
niño regañado regresó con la cabeza baja y mordiéndose el labio inferior- Lu,
no te enojes conmigo.
-¿Qué
fue lo que le dijiste? Porque anda muy claro que alguien sí llamó.
-Yo
pensé que era Sandra, te lo juro. Y no
tuve la culpa, él comenzó a insultarme~
- ¿A
insultarte? ¿Eduardo Alemán?
- Sí,
apenas escuchó mi voz salió con el “Quién mierda eres tú”
- Y
conociéndote, no te quedaste atrás.
- Sólo
le dije que quién carajos era él para hablarme así, entonces dijo que era tu
enamorado y yo lo corregí, obviamente. No es tu enamorado, es tu ex. Luego me
salió con el : ¿Quién eres y dónde está Lu? –Dijo tratando de imitar la
masculina y grave voz de Eduardo -Yo simplemente le dije que estabas en mi baño
arreglándote un poco; él que pensó
cochinadas.
- Pues
es que así cualquiera, igual me vale madres, que piense lo que desee. Yo sé
quién soy, yo sé qué somos y su mente puede seguir llevándolo a imaginarme como
quiera. Si quiere verme como una fácil… Bien.
-¿Te das
cuenta que ése tipo no te merece, verdad?
- Y
según tú ¿Quién me merece? ¿Tú?
- Pues
sí.
- Tal
vez cuando dejes de asediarme tanto, te haré caso.
-
¿Asediarte? ¿Qué es eso?
-
Lanzarte ¿Sabías que a las chicas también nos gusta que se hagan los difíciles?
Que no siempre nos hagan caso.
- ¿Si?
Las otras no me hacían problemas
-Las
otras eran putas, Mau.
- Ah
bueno, eso sí. –rió ligero, risas que fueron coreadas por la muchacha- Entonces
difícil ¿No?
-
Exactamente. Oye, ya ponle play a la película.
- No
- ¿No?
-No
- ¿Por
qué no?
- ¿Ya
soy difícil?
-
JAJAJAJAJA Estúpido, eso eres.
-Oyeeeeee
-No me
refiero a que no me hagas caso en cosas tan simples, sino que no me hables de
tus sentimientos muy seguido, me espantas.
- Y yo
que pensé que sólo los chicos nos espantábamos cuando las mujeres comenzaban
hablar de sus sentimientos.
- Ya vez
que no.
-
¿Entonces me estás dando tips para enamorarte?
- Te doy
tips para que dejes de acosarme.
- No te
acoso
-Sí lo
haces.
- Bueno
ya, entonces seré más que difícil, seré imposible.
-
Veremos Mau, veremos.
- Y ¿Qué
más debo hacer? Quiero decir, ya me quedó claro que no te gusta que me insinúe
todo el tiempo pero ¿Qué más no te gusta?
- ¿Vas a
cambiar?
- Voy a
mejorar, anda, dime.
- Me
gustan los detalles sencillos, como éste que tuviste conmigo, te doy un punto
por eso. No me gusta que me besen improvisadamente. Bueno… sí… Pero tú, no.
- ¿Por
qué yo no? No se vale.
- Porque
recién nos andamos conociendo.
- ¿Entonces
cuando nos conozcamos más tiempo me dejarás besarte?
-
Exacto. Digo no, no no, me refiero que a
una chica no le gusta ser besada si no hay sentimiento de por medio.
- ¿No
sientes nada por mí?
- Siento
cariño, no más. Eso lo sabes bien.
- Sí, lo
sé. ¿Qué más no te gusta? Espera espera –Mauricio corrió hacia su estante y
sacó una pequeña libreta, Lu se asomó a ver lo que escribía y sonrió
internamente al ver que tomaba apuntes de lo que le decía-
- No me
gusta ser controlada, o sea, que me marquen día, tarde y noche. Lo odio, en
verdad, se me hace muy pesado.
-
Marcarle sólo una vez al día –Apuntaba
el niño aquél mientras hablaba- Listo ¿Qué más?
-
¿Enserio te vas a tomar tantas molestias?
- Dije
¿Qué más?
-
Veamos… Odio las mentiras, no me gustan, en lo absoluto, ni las piadosas. Como la que me acabas de hacer hoy, con Eduardo.
- Pero
él empezó, ñeeeh , está bien, cero mentiras.
-No
insinuaciones, no llamadas continuas, no mentiras, no detalles muy grandes…
Creo que eso es todo, Mau.
-Listo.
- ¿Ya le
pones play?
- No, es
que ya me aburrió, no tiene gracia si no te asustas.
- ¿No
será que a ti si te dio miedo?
- No,
pfff, esas caras y esa niña doblándose y girando su cabeza cual búho, no, para
nada, tsk.
- Ajá,
ya. ¿Qué haremos entonces?
- Ya son
las 10 ¿No tienes sueño?
- Un
poco ¿Dónde dormiré?
-
Conmigo.
- ¿Estás
bromeando?
- Los
otros cuartos no tienen calefactor, morirás de frío.
- ¿No
tienes un colchón inflable o algo así?
- Sí
-
Entonces trailo.
- ¿Prefieres
dormir en el piso que conmigo?
- No, tú
prefieres dormir en el piso, yo me quedaré aquí. –Dijo la muchacha acomodándose
en la cama de aquél chico-
- Pero
es mi cama
- ¿Me
harás dormir en el suelo?
- Bueno…
Ah… ¿No?
- Buena
respuesta. Anda, trae, yo te ayudo a tenderla.
-El
muchacho fue hasta el ático a traer aquello, en conjunto de un inflador para
que tanto sus pulmones como los de la contraria, no se quedaran sin aire. Una
vez que habían logrado inflarlo… Pusieron sábanas y un cobertor encima-
-Mi cama
es grande, por qué no podemos dormir juntos, no te haré nada.
-Al
suelo Mau.
- Ya
qué. Buenas noches Lu.
- Buenas
noches Mau
.-.-.-.-.-.-.-.-.-
.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-
-Bas...
La segunda vez se sintió muy rico.
- jajaja
¿Si Hassel?
- Sí, ya
no dolió tanto.
- Traté
de ser más delicado contigo. Perdóname por lo idiota que fui esta noche ¿Quieres?
- Ya está olvidado, mi amor.
- Me
siento mal, por la forma en que te traté, fue como si alguien más me dominara.
- Ése
alguien, fue la ira. Pero no importa, de veras de veritas. –El pequeño se sentó
sobre las caderas del mayor y se le quedó mirando a los ojos- ¿Me amas?
- Como
jamás creí que lo haría, ya hasta cursi me pongo ¿Ves?
- Lo
noto, mi Bas. –Dijo con dulzura en la voz, dejándole cortos besos en los labios-
Te- a-mo.
- Yo a
ti, bonito.
- ¿Bas?
- ¿Si?
- Me
quiero venir a vivir contigo.
- ¿Tu
mamá se puso muy intensa hoy?
- Sí,
pero ya es lo usual. No me gusta estar en casa, me hacen sentir inútil, una
carga, no me gusta sentirme así. ¿No soy una carga para ti verdad?
- Por
supuesto que no, mi amor. Lo que me temo es que aún eres menor de edad, si tus
padres quisieran… Podrían meterme a la cárcel y decir que te secuestré o cosa
parecida.
- Como
si les importa qué sucede conmigo. A puesto a que si desaparezco, su vida sería
más fácil.
- No
digas eso, Hass. Eres importante en la vida de muchos. Lu te adora y me has
comentado que a su madre le caes muy bien.
- Es que
esa señora es un amor, hasta me dice “Hijito” Y no “Nenita” como mi mamá.
- Tu
mamá tiene el cerebro atrofiado.
-
Jajajaja eso sí.
- Amor…
- ¿Qué
pasa bebé?
- ¿Verdad
que estaremos juntos para siempre?
- ¿Seguimos
de inseguros hoy? Para siempre, mi pequeño. –El mayor alzó una de sus manos
para acariciar suavemente el rostro de Hassel-
- Es que
a veces me da miedo perderte. ¿Qué tal si te llega a gustar otro niño? o una
niña, con eso de que se te da lo macho a veces.
- ¿Lo
macho? Jajajaja no seas bobo. ¿Crees que cambiaría todo lo que vivimos por algo
pasajero? ¿Te acuerdas cómo nos conocimos?
- Sí que
sí, yo era un ratón de biblioteca y tú eras otro ratoncito. Me acuerdo que en
secreto te miraba, y cuando decidías sacar un libro… Yo también lo pedía.
Algunos me gustaban, otros no, pero los leía porque no me agrada dejar nada
inconcluso. Uno de esos tantos días…
- Uno de
esos tantos días decidí averiguar por qué es que siempre te encontraba
mirándome y porqué es que en cada listado de los libros que había leído… Estaba
tu nombre. Debo reconocer que me resultaba extraño, hasta un poco perturbador,
te cogí del brazo y te hice la pregunta directamente, tus mejillas ardían, y
sólo gritaste “Me gustas” y saliste corriendo.
- Corrí
muy muy rápido, estaba avergonzado, ni siquiera había pensado en qué decirte y
aquellas dos palabras salieron impulsivamente de mis labios, huí de ti, tú por
supuesto no me seguiste. ¿Qué pensabas en ése instante?
- Que
era la primera declaración que me habían hecho, bueno, ya sabes, un chico, me
sentía extraño, hasta ése entonces pensaba que me gustaban las mujeres. Esa
noche soñé contigo, por muy loco que suene, te soñé gritándome de nuevo aquél “Me
gustas”; al día siguiente, como siempre, te vi en la biblioteca, ya no me mirabas,
decidí acercarme a ti y aquellos colores volvieron a tu rostro. Algo tenías, no
sé qué, pero era tu forma delicada de ser, tus rasgos, algo en ti me impulsaba
a besarte, a querer conocer más de ti. Eso me daba miedo ¿Por qué me estaba
empezando a gustar un chico?
- Vi en
tu mirada algo de confusión, no supe definirla y sólo atiné a ladear mi rostro
en signo de interrogante, me miraste y me apoyaste en uno de los estantes de
libros, me besaste, un beso suave y lento, me acuerdo perfectamente; tardé,
pero correspondí, era mi primer beso y mi primer beso lo estaba compartiendo
contigo, tú cerraste los ojos y yo cerré los míos, estuvimos así hasta que nos
hizo falta aire, te separaste, me miraste y me dijiste “Lo siento” En ése
entonces no sabía si aquél lo siento era de “No debí besarte, fue un error” o
fue un “Lo siento, no me resistí”
- Lo
cierto es que ése beso hizo que mi corazón latiera muy fuerte, y sentí más,
mucho más de lo que alguna vez sentí besando a una niña. Tenía muchas cosas que
arreglar en mi cabeza y …
- Y
dijiste “Adiós ¿Hassel?” Como si confirmaras que ése era mi nombre, asentí, muy
a pesar de que no quería que te marcharas, de que me dejaste con ganas de
volver a besarte. Los días siguientes ya no te vi en la biblioteca, entonces
pensé que todo había acabado sin haber empezado realmente. Al 5to día, yo iba
saliendo después de recoger unos libros.
- Libros
que te llegaban por encima de la cabeza, yo iba distraído y tropecé contigo, te
ayudé a recogerlos sin saber que eras tú, nuevamente me puse nervioso al verte
cuando te los entregaba, tu rostro también fue de sorpresa. Te mordiste el
labio inferior e intentaste salir huyendo, entonces grité tu nombre, y te
detuviste en seco, la señora bibliotecaria me riñó y reíste, por primera vez vi
tu sonrisa, era hermosa, cada vez me convencía más de que me gustabas, más de
lo que lo hacía el sexo opuesto. Me ofrecí acompañarte a casa, de paso que te
ayudaba con tu ruma de libros.
-
Accedí, no podía negarme, había extrañado verte aquellos días, tu compañía en
definitiva me iba hacer bien. Caminamos y caminamos, no recuerdo de qué
hablábamos pero nos reíamos mucho, creo que pensabas que era bobo, no tengo
idea, pero reías mucho y me gustaba verte hacerlo. Después de cómo 20 minutos
llegamos a mi casa, te ofrecí pasar, gracias a Dios mi madre no estaba.
-Entonces
entré y conocí tu habitación, estaba un poco desordenado todo, con libros por
aquí, por allá, te pusiste a recogerlos y los ordenaste como de rayo en el
estante, me ofreciste sentar en la cama, lo hice y te quedé mirando, tú también
me mirabas. Palmeé a mi costado y te viniste a sentar conmigo, podía notar que
estabas nervioso, yo también lo estaba pero siempre has sido más transparente
que yo en ésos momentos.
- Luego
no sé cómo pasó pero te encontrabas muy cerca a mis labios, posicionando una de
tus manos en mi nuca, mi corazón se aceleró a mil por hora, me volviste a besar
y yo volví a probar nuevamente de tus labios. Muy a pesar de no haberte visto
en días, pude casi adivinar lo que significaba aquél beso, cuando te separaste,
volví a besarte y me correspondiste; luego me saliste con el que te tenías que
ir, entonces no me resistí y te pregunté si te volvería a ver.
- Sé que
dudé un poco al responderte aquél día, seguía nervioso, no sabía exactamente lo
que andaba haciendo, sólo sabía que andar contigo me gustaba, me resultaba
divertido y me sentía cómodo. Te dije que sí, que te buscaría al día siguiente.
- Y por
cierto, no lo hiciste. Fueron a los dos días que te vi aparecer en mi puerta,
estaba molesto, pensé que era un simple juego para ti y que venías a mí cada
vez que necesitabas o se te daba la gana. No hace falta mencionar que apenas te
vi, ni te presté atención, sólo abrí la puerta y caminé a mi habitación, te
encargaste de cerrar la puerta principal y me seguiste; escuché de tus labios
mi nombre, en tu boca todo era bonito, pero debía hacerme el fuerte.
-Andabas
de espalda y me acerqué a ti, puse un ramo de flores en frente tuyo con una
pequeña caja de chocolate mientras te abrazaba; tomaste aquello y lo pusiste en
tu cama, al voltear a verme tus ojos se habían cristalizado, diste un brinco y
yo te tomé de la cintura, tú enredaste tus piernas a mis caderas y comenzamos a
besarnos. Que fueras más chaparrito que yo, siempre me gustó.
-Me
abrazaste muy fuerte, después de aquél beso vinieron muchos, muchos más.
Después de aquél día ya no huiste de mí, ni de tus sentimientos, yo acepté los
míos y empezamos nuestra loca historia de amor.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
-Mau… ¿Ya
te dormiste?
-No,
esta cama es dura cual piedra.
- Jajajaja,
pagarás por todos tus pecados.
-Sí, creo
que podré pecar hasta el 2030
- No
abuses. Oye…
- ¿Si?
-
Cuéntame un cuento
- ¿Un
cuento? No sé de eso.
-
Entonces invéntate uno ¿Puedes?
- Con un
trato
- ¿Cuál
trato?
- Déjame
dormir en la cama, no te haré nada, además es bien pinche grande.
- Está
bien, está bien, el señor de la cama King size no puede dormir en un colchón
simple porque se le malogra la espalda –Dijo con ironía, haciéndose un lado
para darle campo- Y bien, mi cuento.
- Era
una vez tres cerditos…
- No,
esa ya me la sé, otra.
- Había
una niña muy dulce en el poblado, una que siempre llevaba una capa rojiza.
-
También me la sé, otra.
- De
verdad que eres imposible a veces. Entonces no sé.
- Busca
en internet, quiero un cuento ¿Si?
- Y
luego yo soy caprichoso, vale vale –El muchacho tomó su celular y comenzó a
buscar historias- Ya aquí hay una. –Se aclaró la garganta un antes de empezar-
- Hubo
una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de
pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo
publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y
sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y
colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos
aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra.
Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad,
mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:
- Esa
piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón.
Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo
cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.
El joven
se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó
tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses
llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como
la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al
momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una
bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el
fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.
Durante
los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la
piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo
importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país
tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados
por su carácter y cercanía, y su sola presencia transmitía tal calor humano y
pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La
princesa de fuego".
Y como
con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal
y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la
princesa hasta el fin de sus días.
-Soltando
un pequeño bostezo después de su narración, Lu le otorgó un corto dulce beso en
la mejilla- Gracias por todo, Mau.
-A la
mañana siguiente, el incómodo despertador comenzó a sonar, lentamente abrió sus
ojos y se encontró con el muchacho debajo de ella, quién sabe cómo, pero su
cabeza había terminado en el pecho de aquél y una de sus manos abrazando su
complexión. Delicadamente comenzó a apartarse, no quería despertarlo, aunque
muy a pesar del ruido aquél tipo parecía yacer muy cómodamente en los brazos de
Morfeo. – Vaya que tienes el sueño pesado, aún más que el mío, quién lo diría. –Dijo
pensando en voz alta, a los segundos llegaba la madre del muchacho y tocaba la
puerta- ¿Se puede?-Consultó la mujer- Claro, adelante. –Respondió Lu, la dama
llevaba la ropa suya, anunciando que ya estaba limpia y seca- Muchas gracias
por todas las atenciones que tuvo conmigo, Mauricio tiene una gran mamá. –Atinó
a comentar – A ver si eso le dices a él, que me haga caso. Hija, ya salió el
sol ¿Quieres que te llame un taxi? El señorito dormilón suele despertarse bien
tarde.
-Ya
estoy despierto –Dijo un muy somnoliento Mauricio- Yo la…
-¿Se
durmió de nuevo?
- Sí,
ése muchacho no tiene arreglo ¿A qué hora entras a la universidad?
- En un
par de horas, hoy empiezo a las 9. Sería mejor ir en Taxi y dejar descansar a
Mau.
- Ya te
pido el taxi, cariño. Despídete de él.
- Chau
Mau –Dijo la muchacha dispuesta a salir por la puerta-
- ¿Chau
Mau? ¿Eso es todo? –Cuestionó la madre del muchacho-
-
Cierto, soy su novia. –Susurró por lo bajo-
- ¿Qué?
- No,
nada Sra. Michelle.
-Se
acercó a Mauricio y depositó un pequeño beso sobre sus labios- Nos vemos luego,
mi amor. –Añadió lo suficientemente creíble-
-En
serio son muy bonitos juntos. Bien,
vamos Lu, te cambias en mi cuarto mientras llega el taxi.
Owwwwwwwwwwwww
ResponderBorrarme encantó su mami es un amor! :3
y Eduardoooooo :'(
Sí, su mamá es linda. Probablemente el prototipo de suegras que no hay xD
ResponderBorrarÉse niño necesita regresar <//3
Siiiiii que regrese!!
ResponderBorrarNosé porque pero lo alucino como William Levy :D
jajajaja si? uy, no habìa pensado en él como Willian Levy pero grrr, es muy guapo. . Y a Lu, cómo la alucinas?
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrar