lunes, 18 de agosto de 2014

Capítulo 2: LA NOCHE ENEL LAGO!

+ Hola, soy Eduardo –dijo como introducción el chico-
+ ¿Qué tal? Yo soy Lu -contestó-
+ Te he estado viendo desde hace un rato -agregó-
Si supiera que yo también lo he estado mirando desde antes-pensó para sí misma-
+ ¿A si?
+sí
-sus cuerpos pegados completamente al ritmo de la música no dejaban de rosarse, Eduardo comenzó a tocar su cintura de manera placentera, haciendo que ella sintiera un pequeño cosquilleo en la parte baja del abdomen-
+ Quieres ir a otro lado –preguntó el-
+ ¿Vas a secuestrarme? –Respondió con otra pregunta al azar soltando una risita tierna pero encantadora-
+ No es mala idea –contestó el contrario mientras le hacía cejitas-
+ Tonto –rió sutilmente por la expresión que había hecho-
+ Dale, pero con una condición
+ ¿Qué es lo que desea la dama?
+ La dama desea escoltar a su príncipe de brillante armadura –dijo divertida siguiéndole el juego-
+ Está bien, pero yo tengo otra condición
+ ¿Cuál es?
+ Yo elijo el lugar
+ Me parece razonable
-Eduardo tomó de la mano de Lu y la llevó a fueras de la discoteca, mirando las calles un poco vacías por lo ya avanzada de la noche, Lu lo condujo hasta donde estaba su motocicleta, Eduardo miró aquella y sonrió- Tú no eres ninguna santa ¿verdad niña? –Lo miró y rió- Pienso que querrás descubrir eso –sonrió de nuevo - y ¿a dónde quiere ir? –Preguntó para cambiar de tema- Yo te indico –dijo por último, arrancó la moto y con la calles desiertas y un poco desoladas… La velocidad fue en aumento.  El contrario le daba las indicaciones del camino-  voltea, de frente, a la siguiente a la izquierda o  la derecha –dependía, aun sin saber a dónde es que irían, hacía caso a lo que aquel niño le decía-
+ ¡Detente! Aquí es –detuvo la motocicleta y lo único que vio fue matorrales-
+ ¿Qué hacemos aquí? –Preguntó esta vez con un poco de miedo y titubeo al hablar-
+ No te asustes, no pasará nada que tú no quieras –dijo el contrario soltando un risa divertida acompañada una mirada ladina-
+ Ok ok, niño malo.
-Eduardo entrelazó los dedos con los de la chica y la llevó a través de lo espeso de los matorrales, al salir de allí  observó  un hermoso lago, y la luna se reflejaba en él, ella quedó simplemente anonadada, prácticamente con la boca abierta por lo magnífico del momento-
+ Me sorprendes
+ Busco cautivarte
+ Te doy diez puntos a favor
+ Te hago una apuesta
+ ¿Qué deseas?
-Edu se agachó y escogió una piedra cualquiera -
+ A que yo puedo hacer que esta piedra vaya más lejos que cualquier otra que tú puedas tirar
+ Me suena a reto, acepto –dijo convencida-

-entonces el mismo tomó la piedra entre sus mano y la lanzó lejos, haciendo que diera rebotes en el agua, la contraria tomó otra piedra y también la tiró con fuerza pero no llegó tan lejos, tiró más y más pero no podía lograrlo, cansada de ello se enfureció-
+ No me gusta este juego
-el chico rió-
+ No te burles, Idiota.
-él se colocó detrás de ella pegándose a su cuerpo, tomó la mano de la chica contra la suya e hizo que ella volviera a lanzar, llegando esta vez mucho más lejos que lo que él había tirado la última vez-
+ Te gané –gritó divertida-
+ Eh?
+Te gané, te gané, te gané.
+ Sí sí sí, claro.
-como estaban muy cerca al lago, Lu tomó un poco de agua y se la tiró-
+ Heeeey! Vas a ver - Lu corrió, pero Eduardo era mucho más rápido y la tomó por detrás cargándola- Eres increíble –Dijo el chabal en le oídos de Lu, aquella volteó para mirarlo y sus labios rozaron, un poco avergonzada inclinó la cabeza mirando hacia el piso, cuando entonces sintió unas manos tomándola sutilmente de la quijada y levantando su mirada, de la nada aquellos labios suaves hacían contacto con los suyos, cerró los ojos y se concentró en aquel beso tan placentero, ladeo un poco el rostro e introdujo su lengua dentro de la cavidad del ajeno, sus lengua jugaron entre sí por un rato, luego de aquel beso tan profundo y apasionado se separaron por unos segundos, respiraron y se miraron el uno al otro. Era una mirada cálida la que transmitían los dos, y el silencio se acrecentaba, pero lejos de ser un silencio incómodo, fue conciliador. Lu abrazó a Eduardo sin decir una sola palabra, él acarició sus cabellos de manera protectora-
 +Pum pum pum, así hace tu corazón –le dijo ella al más alto,  ya que estaba pegada hacia su pecho-
+Es todo lo que tú ocasionas-respondió-
+Es que soy genial –dijo con un tonito sarcástico-
+Lo eres -afirmó-
+¿A dónde iremos ahora?
+Tú conduce, que yo te guío
+De acuerdo
 -sin más ni menos ambos partieron de aquel lugar y al igual que la primera vez ella hacía caso a todas las indicaciones que le daba, pasados unos cuantos minutos, alrededor de 15 aproximadamente llegaron a un edificio de lo más elegante-
 + ¿Vives aquí? –detuvo el vehículo y apagó el motor –
+ Sí. ¿Quieres subir?

-se quedó un momento callada y pensativa sin saber que responderle, luego le vino a la mente lo que se había propuesto aquella noche, HACER COSAS NUEVAS-

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