+ Hola, soy Eduardo –dijo como introducción el chico-
+ ¿Qué tal? Yo soy Lu -contestó-
+ Te he estado viendo desde hace un rato -agregó-
Si supiera que yo también lo he estado mirando desde
antes-pensó para sí misma-
+ ¿A si?
+sí
-sus cuerpos pegados
completamente al ritmo de la música no dejaban de rosarse, Eduardo comenzó a
tocar su cintura de manera placentera, haciendo que ella sintiera un pequeño
cosquilleo en la parte baja del abdomen-
+ Quieres ir a otro lado
–preguntó el-
+ ¿Vas a secuestrarme?
–Respondió con otra pregunta al azar soltando una risita tierna pero
encantadora-
+ No es mala idea –contestó el
contrario mientras le hacía cejitas-
+ Tonto –rió sutilmente por la
expresión que había hecho-
+ Dale, pero con una condición
+ ¿Qué es lo que desea la
dama?
+ La dama desea escoltar a su
príncipe de brillante armadura –dijo divertida siguiéndole el juego-
+ Está bien, pero yo tengo
otra condición
+ ¿Cuál es?
+ Yo elijo el lugar
+ Me parece razonable
-Eduardo tomó de la mano de Lu
y la llevó a fueras de la discoteca, mirando las calles un poco vacías por lo
ya avanzada de la noche, Lu lo condujo hasta donde estaba su motocicleta,
Eduardo miró aquella y sonrió- Tú no eres ninguna santa ¿verdad niña? –Lo miró
y rió- Pienso que querrás descubrir eso –sonrió de nuevo - y ¿a dónde quiere
ir? –Preguntó para cambiar de tema- Yo te indico –dijo por último, arrancó la
moto y con la calles desiertas y un poco desoladas… La velocidad fue en aumento.
El contrario le daba las indicaciones
del camino- voltea, de frente, a la
siguiente a la izquierda o la derecha
–dependía, aun sin saber a dónde es que irían, hacía caso a lo que aquel niño
le decía-
+ ¡Detente! Aquí es –detuvo la
motocicleta y lo único que vio fue matorrales-
+ ¿Qué hacemos aquí? –Preguntó
esta vez con un poco de miedo y titubeo al hablar-
+ No te asustes, no pasará
nada que tú no quieras –dijo el contrario soltando un risa divertida acompañada
una mirada ladina-
+ Ok ok, niño malo.
-Eduardo entrelazó los dedos
con los de la chica y la llevó a través de lo espeso de los matorrales, al
salir de allí observó un hermoso lago, y la luna se reflejaba en
él, ella quedó simplemente anonadada, prácticamente con la boca abierta por lo
magnífico del momento-
+ Me sorprendes
+ Busco cautivarte
+ Te doy diez puntos a favor
+ Te hago una apuesta
+ ¿Qué deseas?
-Edu se agachó y escogió una
piedra cualquiera -
+ A que yo puedo hacer que
esta piedra vaya más lejos que cualquier otra que tú puedas tirar
+ Me suena a reto, acepto
–dijo convencida-
-entonces el mismo tomó la
piedra entre sus mano y la lanzó lejos, haciendo que diera rebotes en el agua,
la contraria tomó otra piedra y también la tiró con fuerza pero no llegó tan
lejos, tiró más y más pero no podía lograrlo, cansada de ello se enfureció-
+ No me gusta este juego
-el chico rió-
+ No te burles, Idiota.
-él se colocó detrás de ella
pegándose a su cuerpo, tomó la mano de la chica contra la suya e hizo que ella
volviera a lanzar, llegando esta vez mucho más lejos que lo que él había tirado
la última vez-
+ Te gané –gritó divertida-
+ Eh?
+Te gané, te gané, te gané.
+ Sí sí sí, claro.
-como estaban muy cerca al
lago, Lu tomó un poco de agua y se la tiró-
+ Heeeey! Vas a ver - Lu
corrió, pero Eduardo era mucho más rápido y la tomó por detrás cargándola- Eres
increíble –Dijo el chabal en le oídos de Lu, aquella volteó para mirarlo y sus
labios rozaron, un poco avergonzada inclinó la cabeza mirando hacia el piso,
cuando entonces sintió unas manos tomándola sutilmente de la quijada y
levantando su mirada, de la nada aquellos labios suaves hacían contacto con los
suyos, cerró los ojos y se concentró en aquel beso tan placentero, ladeo un
poco el rostro e introdujo su lengua dentro de la cavidad del ajeno, sus lengua
jugaron entre sí por un rato, luego de aquel beso tan profundo y apasionado se
separaron por unos segundos, respiraron y se miraron el uno al otro. Era una
mirada cálida la que transmitían los dos, y el silencio se acrecentaba, pero
lejos de ser un silencio incómodo, fue conciliador. Lu abrazó a Eduardo sin
decir una sola palabra, él acarició sus cabellos de manera protectora-
+Pum pum pum, así hace tu corazón –le dijo
ella al más alto, ya que estaba pegada
hacia su pecho-
+Es todo lo que tú
ocasionas-respondió-
+Es que soy genial –dijo con
un tonito sarcástico-
+Lo eres -afirmó-
+¿A dónde iremos ahora?
+Tú conduce, que yo te guío
+De acuerdo
-sin más ni menos ambos partieron de aquel
lugar y al igual que la primera vez ella hacía caso a todas las indicaciones
que le daba, pasados unos cuantos minutos, alrededor de 15 aproximadamente
llegaron a un edificio de lo más elegante-
+ ¿Vives aquí? –detuvo el vehículo y apagó el
motor –
+ Sí. ¿Quieres subir?
-se quedó un momento callada y
pensativa sin saber que responderle, luego le vino a la mente lo que se había
propuesto aquella noche, HACER COSAS NUEVAS-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario