lunes, 18 de agosto de 2014

Capítulo 3: JUEGOS DE MEDIA NOCHE

+Sí, sí quiero.
-se bajaron de la moto, por la ropa que llevaba puesta comenzó a tiritar pues tenía frió, el muchacho la rodeó con los brazos y subieron hasta su departamento, en el momento que abrió la puerta se dio cuenta de lo grande que era, de lo espacioso, de la cantidad de cosas que tenía, miraba de lado a lado contemplándolo todo-
+ ¿Quieres tomar algo? –Aquella voz la sacó de sus ensoñaciones-
+ De hecho estoy cansada ¿puedo recostarme en tu sofá?
+No seas boba, ven –la tomó delicadamente del brazo y se la llevó a la habitación- ahora sí puedes recostarte
+Que caballero tú –sonrió y se tiró encima de la cama rebotando un poco- Es tan suave
+Sí sí, nada más que ahora no te pongas a saltar encima ¿vale?
+Ish! Es justo en lo que pensaba
+eres una niña ¿cuántos años tienes?
+18, ya estoy grandecita ¿no crees?
+ No, no lo creo. Yo tengo 27
+Es que tú ya estás viejo
+ ¿Qué yo qué?
+Nada nada nada, seguro ya no jalas. –Rió con fuerzas-
-Eduardo se subió encima de ella y la sujetó ligeramente con los brazos arriba- ¿Qué ya no jalo? ¿Quieres comprobarlo?
+Palabras palabras palabras –repitió ella-
-es entonces que estando desde aquella posición se precipitó hasta sus labios, se dieron uno de aquellos besos sumidos en el placer y la lujuria, el corazón de ella latía aceleradamente, pero no quería mostrar temor ni mucho menos inseguridad, era la primera vez que haría algo como eso, y no estaba segura de cómo sería pero aquel niño la hacía vibrar, estremecer, hasta la más mínima fibra de su ser, el mayor se despegó de sus labios y comenzó a besar su cuello de manera posesiva dejando besos húmedos por toda la extensión de éste, aquel fuego en la parte baja había vuelto a aparecer en Lu, ya no podía controlar el deseo que tenía, sus ojos turbios por el placer decidieron seguir con ello, el más alto comenzó a moverse encima de ella, despertando cada sentido, soltó el agarre de sus manos y le quitó el top que llevaba puesto, desabrochó con gran habilidad el brasier que tenía dejando sus senos al descubierto. La niña con sus manos puestas en la camisa del mayor la rasgó  y la tiró hacia un lado del piso, acariciando su abdomen y viéndolo a los ojos pudo observar aquel destello febril que poseían, entonces él de una sola se quitó el pantalón junto con los bóxers y volvió a recostarse encima de ella, sus besos resbalaban desde su cuello y se posaban en sus senos acariciándolos y luego succionándolos, la muchacha se sostenía firmemente de la sábanas, arqueando un poco el cuerpo por el placer que crecía dentro de ella, las manos del chabal desabotonaron sus pantalones, arqueó sus caderas para  ayudarlo,  las manos del mismo siguieron su camino y separaron sus piernas, tanteo con sus dedos el sexo de la muchacha dejando que de ella soliera un fuerte gemido que se esparció por toda la habitación, aquellas manos abandonaron su sexo de pronto- No te detengas –suplicó mientras se movía debajo de él con la intención de tentarlo cada vez, sus besos fueron descendiendo, bajaron por su abdomen y se abrieron paso hasta su vagina, su lengua pasó sobre ella y los gemidos iban acrecentando mientras sus manos empuñadas contra las sábanas por la lujuria del momento no dejaban de arrugarse, el mayor jugó con su lengua de manera tentadora y sorbió de su sexo satisfaciéndola al máximo, volvió ascender hasta sus labios y la misma pudo probar de sus belfos un sabor casi agrio que se fue perdiendo en el intercambio de saliva, sus cuerpos rosaban, estaban calientes y sudaban. El más alto tomó su miembro entre su mano y lo adentró en el sexo de Lu, esta vez se desprendió una lágrima mezclada con el dolor y placer, inició moviéndose suavemente dentro de ella, luego el ritmo de la penetraciones aumentaron haciendo que sus gemidos y jadeos se hicieran de lo más audibles, sus labios volvieron a encontrarse y se besaron ahogando jadeos en medio de ellos. La chica enterró sus dedos en la espalda del mayor, sus cuerpos empapados por la satisfacción y deseo pedían más y más, seguía adentrándose en ella sin piedad, ella lo disfrutaba sin duda alguna, los besos del chico no la abandonaron en ningún momento aquella noche–
¡Aaaah! –abrió los ojos al día siguiente y de una sola se sobresaltó sentándose en la cama-
¡Mierda! ¡Mi madre va  a matarme! –Repitió para sí, intentó pararse pero un dolor se apoderó de ella, cerró los ojos y volvió a caer sentada en la cama, a lo lejos escuchó la voz de Eduardo que se aproximaba, volteó hacia los lados y no veía su ropa, tomó un polo del contario y se lo puso, aquel polo la tapaba por completo, un poco antes de las rodillas, de pronto lo observó a travesar el umbral de la puerta-
+Buenos días bella durmiente –apareció con una sonrisa-
+Buenos días. Yoo… Lo siento, no encontré mi ropa y me …
+No te preocupes, te vez linda con mi polo
+Gracias, y ¿mi ropa?. Debo irme o estaré en problemas, de hecho ¡ya lo estoy!.
+La mandé a lavar, llega en 15 minutos
+Pero me tengo que ir ¡Ya!
+Ya estás en problemas, unos minutos más no harán nada ¿o sí?
+Tu ereeees –entrecerró los ojos pero sonrió al rato- Tienes razón
+Si deseas, date una ducha
+Eso haré, gracias
-se paró despacio y caminó hasta el cuarto de baño que previamente le había señalado, temperó el agua y dejo que esta resbalara por su cuerpo. Cogió el jaboncillo pasándolo por su cuello, espalda, pecho, trasero, piernas y todo, luego tomó el shampoo  y enjuagó muy bien su cabello, una vez que había terminado se escurrió dentro de la ducha y tomó la toalla que yacía alado, salió de allí y pudo notar que su ropa ya estaba en la cama, se la puso despacio, pues aun sentía aquel pequeño dolor, una vez que estuvo cambiada y lista se dirigió a la sala y se encontró con Eduardo-
+Ya debo irme
+Déjame llevarte
+Me iré en mi motocicleta, no te preocupes
+Te llevaré en mi auto. Por cierto… No me dijiste que eras virgen.
-se quedó mirándolo un poco desconcertada pues no sabía que responder, había sido demasiado directo- No preguntaste, bestia. –Contestó con un insulto-
+¿Te duele?
+Estoy bien, descuida.
+De acuerdo, te llevo en mi auto, ¿está bien?
+ ¿Y mi motocicleta?
+Después vienes a recogerla, o si quieres yo te la llevo
+La segunda
-Eduardo rió y asintió, ambos salieron del departamento con dirección a casa de Lu, él le abrió la puerta del coche y de inmediato ella ingresó en el puesto de copiloto y se abrochó el cinturón de seguridad. La muchacha iba guiándolo por el camino correcto, como él lo había hecho la noche anterior-
+ ¿Trabajas?
+Sí, soy profesor a medio tiempo, luego estoy en mi empresa
+Suena bien.  A tu edad quiero tener todo eso también
+ ¿A mi edad? Ni que fuera anciano. y tú ¿qué estudias?
+ No quise decir eso. Estoy en la universidad, estudiando lo que es Turismo.
+Gran carrera, colega.
+¿Colega? También estudiaste esto?
+Vaya que sí.
+Es aquí
-detuvo el auto y la acompañó hasta la puerta de la casa, al abrir su mamá estaba realmente angustiada y hecha furia, al ver al muchacho se quedó un poco sorprendida-
+ ¿Eduardo?
+ ¡Ms. Roxana! –exclamó este con sorpresa-

+ ¿Se conocen? –preguntó aun más extrañada la contraria-

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