-los tres se miraron
mutuamente y fue inevitable no soltar una pequeña risa al intercambio de
palabras, la tención se aligeró un poco y la señora lo invitó a pasar, pero éste
muy caballerosamente tuvo que declinar la invitación poniendo de escusa que
tenía unas cosas pendientes por hacer, pero que encantado en otra oportunidad
vendría de visita, la madre de Lu sonreía y al parecer le agradó mucho verlo,
le preguntó por su padre, por su madre, sus hermanos, el contestó todas sus
dudas con cortesía, riendo un poco por la cantidad de cuestionamientos que ella
le hacía. La muchacha seguía parada en la puerta mirando de un lado al otro
según el turno en que les tocaba hablar, sintiéndose más confundida que de
costumbre- ¿y éstos?,- pensaba- ¿De qué me perdí? –las dudas comenzaron aquejar
su cabeza- mi madre me debe una explicación –se replicó así misma- pero que
explicación podía pedirle yo, más bien soy yo la que tendrá que inventar una
magnífica historia para justificar mi regreso, ¿qué le podría decir? Que me
quedé sin gasolina, que se me hizo tarde, que Sebastián me abandonó, que Sebas
es amigo de Eduardo, pero no, si le pregunta a él, ¡soy historia!, que iba en
mi moto y que casi lo atropello, no no, mejor que nos reunimos en la casa de
Eduardo y que él le dijo que me quedara porque era peligroso regresar a casa a
esas horas altas de la noche. Sí, eso sería perfecto. –despertó de sus vagas
ideas cuando escuchó “fue un gusto, adiós”-
+ ¿eh?
+ Nos vemos Lu, cuídate mucho.
+ ¿eh? ¿ah? Ah sí. Gracias a
ti por traerme a casa
+ No es nada, no te preocupes.
Hasta luego Ms. Roxana. Que tenga un buen día
+ Ve con cuidado muchacho,
eres bienvenido cuando quieras.
+ Lo tendré presente, hasta
luego.
-el chico reclino su cabeza y
se dio vuelta para continuar su rumbo, subió hasta su auto y se despidió con la
mano una vez más, la señora correspondió y dijo adiós con la mano también pero
sin embargo la niña sólo se quedó mirándolo con la cabeza un poco ladeada con un
signo de confusión en su mirada, una vez que él se había retirado la madre de
ella comenzó a bombardearla con preguntas, típico, ya se lo esperaba-
+ ¿Dónde estuviste? ¿Por qué
llegas hasta ahora? ¿Sabías que hay teléfonos? ¿Te compré celular o no? ¿Cómo
lo conociste? ¿Qué pasó? ¿Sabes lo preocupada que estaba?
+ Y si guardas silencio y me
dejas explicarte –intervino ella cortando la intervención policial de su madre-
+ Te escucho
+ Fui a una discoteca, me
quedé dormida en el departamento de Eduardo, sí sé que hay teléfonos pero no vi
ni uno cerca, la chatarra que tengo por celular se quedó sin batería, lo conocí
en el lugar donde fui, me divertí y lo lamento.
-su madre negó con la cabeza y la miro con los
ojos entrecerrados-
+ ¿Porqué dormiste en su departamento?
+ Veras mamita –le habló de
manera cariñosa esbozando una sonrisa tierna, cosa que hacía cada vez que la
mayor estaba enojada- Fui a la discoteca con Sebastián como te comenté pero el
ya tenía plan con una chica, tu sabes cómo son los chicos actuales –replicó
conchudamente- Entonces conocí a Eduardo en la pista de baile, hablamos y me calló
muy bien, baila muy bien ¿Sabes? ¿No? ¿No sabías? Uff baila de maravilla, y es muy caballeroso, y así se nos pasó la
noche, cuando salimos de la discoteca me iba venir para la casa, pero como
había tomado un poco, sólo un poco mami, no me sentía muy bien como para
conducir y Eduardo me ofreció llevarme en su auto, acepté, pero al parecer me
quedé dormida y no sabía donde vivía entonces me llevó hasta su departamento y
me dejó dormir allí, el durmió en el sofá, pobre, pero desde siempre fue
atento, cuando desperté ya era el día siguiente, y él me escoltó hasta casa. Y ¡taran!
aquí me vez completita –se acercó a su
mamá y le dio un beso en la mejilla, esperando que se creyera tamaña historia
que había salido de forma tan natural por el apuro-
+Está bien, pretenderé
creerte, sólo porque conozco a Eduardo y sé que es un buen muchacho.
+ Es un encanto madre, taaaan
bueno –en la cama, pensó para sí misma-
+¿Tienes hambre?
+Sí, me preparas algo rico ¿sí?
Yo iré a arreglar mi cuarto y regreso al tiro.
+ Ya, ve ve
-se fue caminando con total
naturalidad hasta su habitación, se apoyó contra la puerta una vez que la
cerró, cerrando sus ojos recordando todo lo que había vivido la noche anterior,
su corazón latía fuertemente al recordarlo, de una cosa estaba segura, quería
volver a verlo, no tenía nada que arreglar en su cuarto, como siempre estaba
ordenado, se tiró sobre su cama y soltó un suspiro- lo llamaré, sí, eso haré. ¿Llamarlo? No tengo
ni su número, pero no puedo ir a buscarlo sin una escusa, pensará que estoy
desesperada por él, ¡no no no!, no puedo permitir eso, entonces, entonces
dejaré que él me busque, debo haber significado algo para él, dijo que era genial
¿o no? ¿Serán palabras que soltó al azar? No creo. –Tuvo un monólogo personal
cuando escuchó una voz que la llamaba indicando que ya estaba su desayuno-
+Ya voy MAMAAAAAAA!
-salió de su cuarto con una
sonrisa y recorrió el pasadizo hasta la cocina-
+HELLO MOOOM –dijo con un
tonito vivaracho-
+Pero de que buen humor estás
+Ay mamá, que si estoy triste
que porqué no sonrío, que si estoy feliz
que porqué sonrió tanto
-su madre rió-
+Ya ya, come come .
+Sí sargenta –ambas rieron y
Lu comió vorazmente lo que estaba dentro del plato, tenía mucha hambre, comenzó
por el arroz y luego por los huevos fritos que desde hace rato le hacían
ojitos, luego prosiguió con los platanitos fritos, en cuanto terminó quería
preguntarle a su má como es que conocía a Eduardo, pero no quería recordarle lo
de su llegada tarde así que se levantó de la mesa y lavó sus platos y su
cubierto-
+¿Ahora estás lavando lo que
ensucias? –dijo la mayor con tono sarcástico-
+ eh madre! Ya pu, cualquiera
pensaría que soy una vaga si te oyese.
+No dije nada entonces
+¡Yo también te quiero omma!
+Sí sí, ahora anda a preparar
y terminar con tus cosas. Ya mañana inicias clases en la universidad, tus
sábados de diversión se acabaron.
+Mañana es lunes, qué pereza.
+Sí, y pasado mañana es martes
y el día siguiente el miércoles y el que sigue es el jueves
+Para el sarcasmo ¡ni quien te
gane madre!
-ambas rieron un poco y
retornaron a su quehaceres, Lu retornó a su habitación pero la imagen de él
seguía rondando por su cabeza, tendría que devolverle la motocicleta, entonces
volvería a su casa y podría verlo de nuevo, tomó sus cuadernos y los forró,
dejo todo listo para el día siguiente, prendió su equipo de sonido y se puso a
escuchar canciones románticas, botando suspiros al viento, volvía a su mente en
forma de película cada hecho que habían pasado juntos, desde que salieron en la
motocicleta hasta lo que hicieron aquella noche, sonreía embobada - No puedo
seguir así, no creo que el piense tanto en mí como yo lo hago, seguro no
significó mucho, ¿sería virgen él también? Nica, si sabía perfectamente lo que
hacía, oh sí, vaya que sabía cómo hacerlo –volvió a negar, la noche calló y
salió de su habitación-
+Niña, Tu motocicleta ya la
guardé
+¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde
está Eduardo?
+ ¿eh?
+Cómo está mi motocicleta(¿)
+ Siiii claaaro… Eduardo no
vino, la trajo su primo, o su amigo, un muchacho, hace un rato.
+Aaaaah
+¿Ya estás lista para mañana?
+Sí sí, lista para la tortura.
+Exageras.
+¿Qué deseas para la cena?
+Nada omma, no tengo hambre.
+¿Desde cuándo tú no tienes
hambre?
+Intento ahorrarte la comida
+Sí graciosita
+Me iré a descansar para estar
de buenas mañana
+Son las 8
+Sí, dormiré mis 8 horas,
debes estar orgullosa
+Ya, ve, duerme bien
+Si, claro.
-se acercó hasta su madre y
besó su frente- Buenas noches-su mamá sonrió y la dejo que se marchara hasta su
habitación, estando Lu dentro de su recamara, apagó la música que había dejado
encendida desde hace un buen rato, se recostó y metió debajo de las frazadas abrazando a su
almohada y a su pequeño peluche de conejito, era bastante ruda, nadie dormía
con un conejito feroz como el suyo, cerró sus ojos pero no podía dormir, se le
venía a la mente el recuerdo de sus profesores del ciclo pasado, seguro le
volverían a tocar los mismos, ya conocía como trabajaba cada uno, la
metodología que empleaba, sería pan comido pasar los cursos, luego se acordó de
sus amigos de la U, algunos habrían cambiado el peinado, otros seguirían con lo
habitual como siempre. Después de su divagaciones mentales al fin pudo coger
sueño, quedó dormida de a pocos hasta el día siguiente-
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